Carta de José María Maravall a Felipe González reflexionando sobre los medios de comunicación y su relación con el Gobierno, y la situación política. José María Maravall Herrero fue ministro de Educación y Ciencia de España entre 1982 y 1988.
Madrid, 30-07-1984
Querido Presidente:
Te envío con esta carta dos documentos. Uno de ellos es el examen de la "crisis" a través de la prensa, que te mencioné cuando nos vimos hace unos días. El otro es un estudio de 5 barómetros de opinión, cuyas conclusiones publicó "La Actualidad Económica", y que tienen un cierto interés porque creo que coinciden con otros estudios de evaluación de políticas "sectoriales", el cuadro que resume los datos, figura al final del documento.
El documento sobre la prensa y la crisis ofrece, entre líneas, puntos de seria preocupación. Es la primera vez, en efecto, que algo así sucede en el Gobierno y que la prensa se convierte a la vez en "instrumento" y en "actor" de acciones políticas tanto en el seno del Gobierno como, más ampliamente, en el seno de la "familia" socialista. Pero, por otra parte, creo que el tema sólo puede entenderse como efecto de una dinámica interna en el Consejo de Ministros que se ha prolongado a lo largo de los veinte meses que llevamos en el Gobierno y que me parece mala.
En ocasiones te lo he comentado, verbalmente y por carta. Existe un profundísimo desequilibrio en el Consejo de Ministros y en la política del Gobierno, creo que Nicolás tiene razón en esto. No es el problema si se está de acuerdo o no en una política económica, sino que a ella quedan subordinadas políticas sociales, pero no solamente en términos de los recursos que les son asignados, sino, lo que es más grave, en términos de cómo son definidas. El problema no es la política económica, en modo alguno; el problema es una filosofía política que se extiende a la mayor parte de las áreas de gobierno, no por la gestión más o menos acertada de éstas, sino como expresión de una concepción política peculiar. Desde luego, esa concepción política (que abarca el papel y el funcionamiento de los "servicios sociales" y de los "servicios públicos"), a mi juicio, no tiene nada que ver con el socialismo (o con la socialdemocracia, que tanto da). No se explica tampoco por la coyuntura de crisis económica ni por hallarnos en los primeros tiempos de una gestión de gobierno.
La política del Gobierno queda, primero, descompensada; segundo, alejada con frecuencia de la orientación que me parece que debería imprimirla. Ello se acentúa por la distribución de la coordinación en el seno del Gobierno. Tú te encargas de cuatro áreas que, en parte como consecuencia, cobran automáticamente un gran realce y priman sobre las demás, "hacia dentro" y también "hacia afuera". Las cuatro áreas van ofreciendo buenos resultados, sin duda: defensa, interior, política exterior y economía. Las cuatro, por bien que marchen, tienen sin embargo graves problemas: defensa y política exterior, la OTAN; interior, el terrorismo y la seguridad ciudadana; economía, el paro. No estoy pensando ahora en los resultados, sino en las percepciones populares. Fíjate un momento en los balances sobre paro, terrorismo y seguridad ciudadana que figuran en el cuadro final del informe. La relación entre respuestas positivas y negativas son las siguientes para el mes de Junio:
Paro | -60.1 | Terrorismo | -33.7 |
OTAN | -38.1 | Seguridad Ciudadana | -29.00 |
Tu dirección ha realzado las cuatro áreas y, además, pese a la percepción ciudadana, se han hecho avances que han sido importantes. Pero esto se debe matizar más. En primer lugar, como sabes, la derecha es un difícil competidor en alguna de estas áreas, lo que sin duda nos obliga a hacerlo mucho mejor, pero nos dificulta diferenciarnos. A lo largo de estos meses, además, cada vez que tú has defendido una de estas áreas ha subido la apreciación popular de la gestión del área pero ha afectado negativamente tu popularidad. Es un fenómeno parecido al de los vasos comunicantes. Por otra parte, el "perfil bajo" de Alfonso en lo que se refiere a su "presencia pública" ha incidido sobre las otras áreas y, en particular, sobre el área "social". Pero el problema no cabe reducirlo a esto último: tú no puedes adoptar la imagen de "hombre de Estado" y Alfonso la de "hombre con sensibilidad social", no es ésa la manera de reequilibrar y sintetizar globalmente la política del Gobierno. Hemos hablado muchas veces de explicar el "hilo conductor" de la acción del Gobierno, de hacer un trabajo de síntesis y globalidad, de dar un mayor "punch" al Gobierno, también ideológico y político, no sólo de gestión. Lo que te describo puede ser, creo que es. la razón principal de las dificultades que tenemos en realizar esa tarea. Hay todo un sector de la política del Gobierno que no tiene perfiles claros.
Un sector fundamental y en el que se han dado pasos importantes: desde luego en Justicia, también en Cultura y creo que en Educación, el cuadro sobre opinión pública es revelador. Un sector fundamental porque la gente piensa profundamente esa frase que tanto has dicho de qué es lo que hace a una sociedad más respetable y más respetada: el cuidado y la atención respecto de algunos de los sectores de la población (los niños y los jóvenes, los más desposeídos). No es tanto un problema de recursos cuantitativos cuanto de sensibilidad. La gente ha pensado siempre de ti que esa sensibilidad y esa humanidad era lo que más te caracterizaba, aunque no tuvieras medios y aunque no tuvieras la posibilidad de asignar más recursos en esa dirección. Es desde luego lo que más te caracteriza, aunque no te expreses sobre estos temas, aunque no expongas tú la "síntesis" o el "hilo conductor". Sin embargo, no parece públicamente que al Gobierno le caracterice esa sensibilidad y esa humanidad (eso que los ingleses llaman "compassion" y que no equivale al sentido "paternalista" que tiene la palabra en castellano). Tampoco me lo parece a mí, sinceramente, aunque sí creo que caracteriza a muchos de sus miembros. Yo creo que a eso se debe que en las encuestas la gente te posiciona más a la izquierda que al Gobierno, porque confía en tí en estos temas, pero no aprecia una labor de Gobierno. Creo además que es importante apreciar que tu personalidad es profunda, genuinamente "populista" en el buen sentido -nada tecnocrática. Pero que al hablar solamente de temas "de Estado" y de reconversión, ello no se corresponde con lo que yo creo que la gente espera principalmente de ti, que es esa preocupación, ese humanismo, esa atención.
¿Recuerdas, por ejemplo, cuando te he hablado del programa de "Educación Compensatoria"? Una vez hablé contigo desde Aragón, donde estaba conociendo cómo marchaba el programa en zonas rurales de por allí; en alguna otra ocasión te he hablado de viajes que he hecho para conocer cómo funciona el programa en zonas pobres de Extremadura y Andalucía. Ver estas acciones cuajar es una experiencia fascinante. Hay otras en marcha en el Gobierno, que deberían impulsarse. Por ejemplo, Carlos Romero tiene preparado un Real Decreto sobre Zonas Rurales Deprimidas que parte de una filosofía similar (y que está empantanado en la Comisión de Subsecretarios desde hace tiempo, absurdamente). Creo que Alfonso y tú deberíais programar algún viaje a una de estas zonas. Son ejemplos de acciones "sociales" como las que intento indicarte, unos primeros pasos tan sólo, porque no hay medios, porque las prioridades más acuciantes están en otros terrenos, pero que señalan líneas típicas de lo que un Gobierno socialista debe atender a medida que vaya disponiendo de más tiempo y de más medios, que establecen también líneas de demarcación respecto de la derecha, porque la derecha podrá bajar la inflación de un 8 a un 7% pero no emprenderá nunca iniciativas de este tipo.
¿Son tan excluyentes otras prioridades con estos temas tan poco resaltados en la dirección del Gobierno? No voy a poner en cuestión las "razones de Estado" que explican que de la Defensa, de la acción exterior, de una seguridad ciudadana y de una economía saneada dependa la estabilidad del propio Estado y del sistema político: resulta evidente. No voy a entrar tampoco a comentar los grandes logros "de Estado" de este Gobierno: la alternancia, la entrada en Europa, el avance en la integración FAS/sociedad, los progresos contra el terrorismo. Ni tampoco una política económica cuya orientación general es de simple sentido común. Pero las elecciones del 28 de octubre no pueden haber sido históricamente tan sólo la gran oportunidad de Mariano Rubio y Juan Antonio Ruiz de Alda, caigan las políticas que caigan. Gente competente, sin duda, por mucho que menos de lo que uno y otro se creen, por mucho que uno no simpatice con ellos, ni con su manera de pensar, ni con su estilo de vida. Pero, sobre todo, gente que no aporta esa "atención diferente" a la ciudadanía que el proyecto socialista del 28 de octubre comportaba y que enganchó en la gente a lo largo de los dos años anteriores a las elecciones. Y, sin embargo, gente cuya política sí pone en cuestión la del Gobierno (con un incremento de 500.000 millones en los intereses de la deuda, previsible por ellos, que hipoteca toda la acción del gobierno ¿cómo hemos emitido deuda por 440.000 millones para sanear los 17 Bancos de Rumasa y entregarlos a la Banca?). Sin duda la gestión económica, en términos generales, ha venido salvando bien lo que podría haber sido una de las principales vías de agua de un gobierno socialista. Pero más allá de esto, la caída de la inflación y la mayor competitividad de nuestra economía, que han sido los grandes logros, no pueden agotar todo el capital del Gobierno y del Partido. resulta evidente que vamos a acabar la legislatura con una elevada tasa de desempleo: tal vez incrementada del 16 al 20%, tal vez en unos 400.000 parados más. Lo mismo sucede con la otra prioridad: sabes que, a pesar del esfuerzo, el tráfico de heroína, por ejemplo, se ha incrementado en estos últimos tiempos (después del debate sobre seguridad ciudadana) y que no vamos nunca a puntuar bien en este área ni a ser claramente "competitivos" en términos de imagen. Te insisto: no es que no hayan de ser las máximas prioridades. Han de serlo, pero hemos de acompañarlas más. Y en esta primera etapa del "Proyecto a 25 años" del que tanto has hablado y en el que tanto creo, los temas "de Estado" deben acompañarse, por razones "diferenciales" y sobre todo por razones de profunda y larga injusticia histórica, de una atención preferente por los derechos ciudadanos y por la igualdad de oportunidades, las libertades jurídicas y el derecho a no ser discriminado. Por ello sigo creyendo y creeré siempre profundamente que desde el primer momento Justicia y Educación han de ser áreas clave. Y estoy convencido de que la sensibilidad del pueblo español por el derecho a no ser discriminado, por la igualdad de oportunidades, por la educación, está a flor de piel y se halla profundamente enraizada. Creo que a ello se deben las puntuaciones comparativamente elevadas que las encuestas de opinión pública dan a la política educativa: probablemente no se deben tanto a lo que se hace como a lo que la gente piensa que se está haciendo dado que hay un gobierno socialista en España.
Tal vez sea porque tengo una cierta deformación profesional, sigo siendo infinitamente más un estudioso de la política que un político, sin duda alguna. Pero creo que no debemos perder nunca de vista lo que se dirá de nosotros en el futuro. Ello estará vinculado al mensaje, resumen de 5 minutos de que habla Obiols, al "hilo conductor", etc. Lo he comentado contigo innumerables veces, mucho antes del 28 de octubre. Pero hoy día, cuando se habla del gobierno de Attlee (que duró 5 años sólo y que dejó un legado apreciable), todo el mundo lo asocia con el National Health Service, el sistema omnicomprensivo de seguridad social, la reforma educativa y el asentamiento de una "economía mixta" (con la nacionalización del Banco de Inglaterra, el carbón, el acero, el gas, la electricidad, los ferrocarriles, la telecomunicación). Y cuando se recuerda al gobierno de Blum, con una mayoría de 376 escaños frente a los 222 de la oposición, se le recuerda por los "acuerdos de Matignon": la semana de 40 horas, las vacaciones pagadas, una considerable extensión de los derechos sindicales, la reforma de la educación (convertida en obligatoria y gratuita hasta los 14 años). Derechos sociales e igualdad de oportunidades: esas han sido las grandes coordenadas de la socialdemocracia europea. En 1936 y 1945 no se gobernaba en épocas de abundancia precisamente. Se ha dicho incluso que la socialdemocracia europea ha tenido la desgracia de llegar al gobierno por lo general en épocas de crisis, lo que la ha colocado en dificultades para desarrollar su programa plenamente. La ecuación gobiernos socialdemócrata períodos de abundancia, no es exacta, en absoluto. Es cierto que, si en la evolución de las pautas de distribución de la renta la socialdemocracia ha tenido un impacto, éste ha sido reducido, y ha disminuido en los últimos 20 años comparado con los primeros veinte años de la postguerra. Ahora bien, la socialdemocracia ha producido siempre una mayor apertura y permeabilidad en el sistema de estratificación social. Si no una mayor "igualdad de condición", sí desde luego una mayor igualdad de oportunidades, especialmente a través de la educación (sobre todo Holanda, Gran Bretaña, Suecia, Noruega y Dinamarca). Los estudios son abundantes y la información exhaustiva. Y merece recordar que, aunque nada es estrictamente comparable, ni Suecia en 1932, ni Noruega en 1940, ni Dinamarca en 1924, ni Gran Bretaña en 1945 vivían épocas de "vacas gordas".
Lo mismo ha sucedido en nuestro país y con regímenes políticos muy diversos. La aportación positiva de la dictadura de Primo de Rivera es recordada por las obras públicas y las carreteras; la de la República por las reformas educativas; la de la dictadura franquista por los pantanos primero y el "600" después. Tienes razón cuando dices que no hay una política de izquierda válida para todo tiempo y lugar, así como cuando dices que no hoy política de izquierdas sin perspectiva temporal adecuada. Tienes razón cuando te esfuerzas por colocar la responsabilidad del Gobierno y del partido en esa perspectiva temporal. Primero una piedra y después otra. Pero en Sociología se hace siempre una distinción clave entre los "pre-requisitos funcionales" y las iniciativas más específicas y singulares. "Pre-requisitos funcionales" (pre-requisitos que deben ser atendidos para que una sociedad funcione y un sistema político sobreviva) incluyen la defensa, el orden público y la seguridad ciudadana, las grandes magnitudes del subsistema económico. A partir de ahí, comienza lo que singulariza... Sólo podemos ser recordados si asegurarnos un buen funcionamiento en esos mecanismos; ello no basta sin embargo para la herencia que este Gobierno debiera dejar para sus ciudadanos. Nada hay tan importante como los avances que se han hecho contra el terrorismo, en la integración de las FAS, en la europeización de España, en intentar cambiar el signo de la crisis económica. Algo más falta, sin embargo. Algo también fundamental, porque en una democracia lo que singulariza izquierda y derecha es de extrema importancia (y más aún en una reciente como la nuestra, donde se duda tanto de las diferencias). No vamos a tener en este sentido dos áreas como Educación y Justicia. La reforma en la Justicia es un imperativo básico para hacer una sociedad más civilizada, aunque no sea muy "popular" ni suscite apoyos generalizados en términos electorales. La reforma en la Educación afecta no sólo al porvenir de cada niño (y los niños que entran este año en la EGB van a tener 20 años en el año 2000) sino al porvenir de España (la reforma Villar Palasí, que tuvo muy importantes aciertos, quedó frustrada en muchos aspectos y hay que modernizar en profundidad el sistema educativo -no va a haber una oportunidad semejante en décadas, teniendo como tenemos las líneas de la reforma ya establecidas). Tanto en Justicia como en Educación las reformas están muy delineadas y avanzadas; su diseño puede estar acabado en la legislatura y puede sin duda ser parte fundamental de ese legado del Gobierno. ¿Dónde, sino? Más allá de las dificultades presentes, debemos retener siempre una llamada especial: a la nación y a los sectores que nunca han tenido un gobierno suyo y ahora lo tienen. Por añadidura, nuestro electorado en octubre de 1982 no procedía del centro tanto como de la izquierda, de nuevos votantes y de la abstención, y, sin duda, estos sectores siguen sufriendo hoy, en medio de la crisis, además del paro, bolsas considerables de pobreza, de discriminación educativa (de ellos, pero también de sus hijos).
No creo que haya habido en la historia política contemporánea de España ningún dirigente político, ninguno, que haya conectado tan profundamente como tu conectas con la gente. No te dejes convencer nunca por la idea de que eres un político catch-all. La derecha hasta ahora no ha sido muy virulenta contigo, y ello es fundamental para la estabilidad de nuestro sistema democrático en esta fase, pero siempre se te ha visto (y las encuestas lo reiteran) puramente a la izquierda. Recuerdo que me emocioné cuando te oí decir, a los pocos meses de formar gobierno, que te sentías más socialista que nunca. Creo que es lo lógico = -a mí me ha reforzado la experiencia de gobierno las ideas y los compromisos que uno tenía. Tal vez sea por el hecho de estar en el Ministerio de Educación y Ciencia, en un área particularmente sensible y reveladora, pero conocer sobre el terreno las cosas le hace a uno sentirse profundamente socialista y con frecuencia me gustaría compartir contigo esa información, esas experiencias y la satisfacción de ver las cosas cuando ya se plasman en la realidad.
Sentirse socialista o socialdemócrata -igual da. Parte en todo caso de esa experiencia europea históricamente atenta a las necesidades sociales, a las discriminaciones. Una experiencia profundamente enraizada en la actividad, en la vida interna de los partidos. Y encarnada en los grandes dirigentes que han salido de ella. La tragedia del Laborismo británico se inició cuando esa socialdemocracia, representada esencialmente por Anthony Crosland, fue derrotada entre 1965 y 1978 por otro grupo de "socialdemócratas" representados por Roy Jenkins, unos políticos autocomplacientes, que siempre monopolizaban la razón, displicentes, indiferentes a esas necesidades, alejados de la gente y distantes del partido. La ruptura fue muy dura y las consecuencias nefastas, la victoria de Jenkins no fue la del sector conectado con el pueblo, debilitó al partido y colocó en ventaja al sector insensato. Jenkins y su gente, culpables del desastre, se escindieron después y crearon el SDP. Si ves a la mujer de Crosland, que sigue en el partido laborista, pregúntale por Jenkins y el SDP.
En la carta que te escribí en la primavera comentándote la situación política general, te señalaba que me parecía muy importante reorientar la política informativa del Gobierno, a efectos de transmitir nuestra política de forma "globalizada", el "hilo conductor", las razones del proyecto político del Gobierno en sus distintas facetas. Creo que la reorientación debe afectar a la oficina del Portavoz del Gobierno, pero también a los diversos puntos desde donde se transmite información sobre políticas gubernamentales. Me refiero a las Oficinas de Prensa de los Ministerios y de organismos públicos (INI, Telefónica, etc.), donde existe una gran dispersión y falta orden y coordinación: por ejemplo, en el Ministerio del Interior, además del Gabinete de Prensa del Ministerio, existen Gabinetes de Prensa en la Dirección General de Policía, en la Dirección General de la Guardia Civil y en las distintas Jefaturas de Policía; en el Ministerio de Defensa, además del DRISDE, existen Gabinetes de Prensa para la Marina, para el Ejército del Aire y para el Ejército de Tierra, si no me equivoco.
La Oficina del Portavoz, vista desde fuera, parece atender a las funciones de información y ruedas de prensa tras los Consejos de Ministros, facilitar información sobre actividades del Presidente y del Vicepresidente, elaborar "España Hoy" y boletines. Y, te insisto que, vista desde fuera, ahí parece acabar todo. De forma que la política informativa, como tal "política", desde luego no existe.
En los demás países, una Oficina de este tipo cubre sin embargo otros terrenos cruciales. (1) Recoger mucha más información del Gobierno y de las políticas gubernamentales, bien a través del ascendiente del Portavoz en el Gobierno (que le permite ser tenido al corriente, poder llamar a los Ministros y desarrollar luego los temas con los Jefes de Prensa), bien de forma "transversal" con los Jefes de Prensa, a través de una relación sistemática con ellos que aquí no existe (Sotillos apenas ha visto a los Jefes de Prensa, y cuando los ha visto la reunión se ha filtrado enseguida a Europa Press). En nuestro caso, no recibe suficiente información y no coordina (ello ha tenido en ocasiones efectos graves, como en el caso de las pasadas fricciones informativas entre los Ministerios del Interior y de Justicia -producto de un viejo enfrentamiento entre dos ex-colegas de "El País").
(2) Estar presente en el Gabinete de la Presidencia del Gobierno, de forma que por un lado pueda recoger información del Gobierno y de sus diversas políticas, sintetizándolas y presentándolas hacia afuera, y por otra parte llevar a cabo un análisis político de la prensa (que no sé si el Gabinete realiza ahora, pero dudo que así sea).
(3) Tratar la información como un elemento más de la política del Gobierno. Este ahora no existe y si existe, no llega a los Ministros. Como consecuencia, la información no es evaluada como componente de la situación política ni se elabora tampoco una estrategia informativa en relación con iniciativas políticas del Gobierno (por eso pierden impacto tantas medidas, que se agotan enseguida). Yo he experimentado esto de forma preocupante con la LODE y con la LRU. No se fijan líneas de atención ni líneas de alerta.
(4) Coordinar el tratamiento de los profesionales en el seno de la Administración. Siguen existiendo situaciones que no deberían producirse. ¿Qué hace Carlos E. Rodríguez en un Ministerio? En Educación suprimí, entre otros, a Raquel Heredia, Manuel Alcántara, Emilio González Navarro, subdirector de PYRESA y jefe de prensa de RUMASA, Muro de Iscar, subdirector del "Ya" y ahora en Economía y Hacienda. Y al llegar al Ministerio se acababa de marchar al Ministerio del Interior, Pedro Rodríguez. ¿Sigue allí?. En muchos Ministerios ha existido desorientación respecto de lo que se debía hacer. Desde la Oficina del Portavoz se debería haber coordinado el "saneamiento" (que ha sido muy desigual), y además haber recogido información, política e informativamente muy útil.
(5) Seguir las publicaciones "institucionales". En el Ministerio de Educación hemos lanzado "Comunidad Escolar" (que es una publicación quincenal que va a pasar a semanal y que me parece excelente, dicho sea de paso). Existen muchas otras revistas: el MOPU, "Actualidad Agraria", un sin fin... Las publicaciones deben ser elemento importante de la política informativa del Gobierno. No existe sin embargo, ni coordinación, ni mucho menos unas directrices.
(6) Controlar la publicidad del Estado. Las campañas institucionales se encargan, como regla general, a multinacionales. No existe ninguna política respecto de la publicidad, que se concentra en los diarios grandes (donde suponen con frecuencia más del 50% de los ingresos). Es un tema capital desde el punto de vista de la influencia del Gobierno, que ha carecido de control y de orientación política.
Te hago estos comentarios porque creo que no podemos decir, en efecto, que el Gobierno tenga política informativa, lo que pienso que debería corregirse. Te he expresado con frecuencia dudas sobre el papel que desempeñan tanto la Oficina del Portavoz como el Gabinete. Tu liderazgo es clave para expresar el "hilo conductor" del Gobierno, sin duda. Pero para esa tarea es también importante que Alfonso refuerce su presencia constante (que deje eso que en inglés se llama " Low Profile" -perfil bajo); que la dirección del Partido se haga más "agresiva", coja más "mordiente"; que la Oficina del Portavoz y el Gabinete informen y sinteticen. Dejando aparte la "crisis", sus antecedentes y sus secuelas, creo que se trata de una cuestión fundamental para, a la vez, ir integrando en un paquete congruente medidas que hasta ahora producen la impresión de estar compartimentalizadas, no integradas en una planificación general de la política del Gobierno, e ir recuperando confianza en la acción del Gobierno. Creo que recuperar la iniciativa, con objetivos claros, debe constituir nuestra tarea desde el comienzo del curso político. No debería resultarnos difícil
Un abrazo,
[Firmado] José María Maravall