Carta de Raúl Alfonsín a Felipe González trasladándole su preocupación por la situación política en su país. Raúl Alfonsín fue presidente de Argentina entre 1983 y 1989.
Buenos Aires, 24-10-1989
Querido amigo:
Estoy siguiendo con mucha atención la campaña electoral y tanto mis amigos como yo esperamos que el PSOE dé a España un nuevo periodo de progreso, justicia y paz en democracia.
Los argentinos, en contraste, seguimos todavía luchando por las cosas fundamentales. Hemos vivido, mi querido amigo, un año tremendo. Hace poco, en los seminarios organizados por el radicalismo, expresé públicamente mi opinión, que es también mi testimonio, sobre las causas que nos llevaron a esa situación. Me permito adjuntarte ese discurso.
Como buen gallego sigo porfiadamente peleando por los mismos valores, aunque ahora sea desde el llano. El radicalismo le dio a la Argentina el primer gobierno democrático sin mácula desde 1930 afrontando todos los costos y sufriendo una oposición demagógica y destructiva. Ahora nos toca mostrar cómo se hace una oposición constructiva, que tenga como primer interés la consolidación del sistema democrático.
Y por cierto que es eso necesario. Lamentablemente, mi querido amigo, hay señales muy preocupantes. El oportunismo con que se cambian de blanco a negro y se olvidan las promesas electorales; equivocas actitudes que afectan la independencia del Poder Judicial; indultos indiscriminados que parecen volvernos al imperio de la impunidad; abierta intromisión gubernamental en la vida sindical.
Entre esos signos negativos me apesadumbra especialmente el manejo malicioso de la información, cuando no de la difamación abierta, para desprestigiar a mi gobierno o a mis colaboradores más íntimos. Me refiero específicamente a Dante Caputo contra quien, con toda mala fe, se inició una causa criminal con la absurda acusación de haberse adueñado con recibos falsos de 190.000 dólares de gastos de cortesía y homenaje durante sus viajes al exterior. La investigación ya ha demostrado que Dante, obviamente, no sólo no guardó, sino que ni siquiera tocó un centavo, pero la presión política es enorme, como que lo que se pretende es impedir que el próximo 10 de diciembre asuma su banca de diputado nacional.
Como tú ves, querido amigo, nuestra aun débil democracia tiene enemigos que no vacilan en usar las armas más bajas. Por eso necesita que se la ayude y particularmente por quienes, como tú, simbolizan las democracias de las naciones más entrañablemente unidas a los argentinos. Creo que sería muy útil que el Presidente Menem supiera que estas actitudes de algunos de los funcionarios de su gobierno son advertidas y condenadas. A veces los vicios crecen porque no se los corta a tiempo y eso suele ocurrimos a los argentinos, tan acostumbrados a vivir encerrados creyéndonos el ombligo del mundo. Hoy todos los argentinos proclamamos nuestra vocación de volver a integrarnos al mundo, pero algunos todavía no entienden que ello implica el respeto por las normas de la convivencia civilizada.
Te envío un fuerte abrazo con mis mejores deseos.
[Firmado] Raúl Alfonsín