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Mozo de mulas

Carta de un ciudadano a Felipe González reflexionando sobre las mejoras laborales que los obreros han experimentado en España desde la llegada del PSOE al gobierno

De Un ciudadano
A Felipe González

Madrid, 31-05-1994

Mi muy estimado compañero:

Voy a ver si hoy que me encuentro bien, saco sin faltas y errores, lo que yo vi hace ya más de ochenta años sobre el trabajo, su remuneración y la vida que la derecha española facilitaba [al] obrero; en todo momento que la derecha gobernaba.

Este obrero al que me voy a referir es el mozo de mulas o gañán que asi bulgarmente se le conocía: si era joven y con poca práctica se le pagaba cuarenta duros al año. Generalmente se le ajustaba el día de san Miguel; si era algo mayor y tenía mucha práctica se le paga cincuenta duras al años y hasta cincuenta y cinco.

Su trabajo -arando con un par de mulas- lo realizaba de sol a sol, es decir, que comenzaba cuando salía el sol y lo dejaba cuando se ponía. Durante el mediodía paraba para dar de comer a las mulas y comer él, descansando una hora después para reposar la comida y descansar un poco. Esto era en las épocas de siembra, pero en recolección y sobre todo en verano trabajaba también tanto de día como de noche, durmiendo algunos en el asiento de su carro y también sobre las mulas montado.

No conocía el descanso porque nunca se guardaban los días festivos, no conocía las vacaciones ni las pagas extraordinarias, no había jubilación y cuando se le despedía, solo decían que como ya iba siendo viejo habían metido a otro en su puesto. Si en la familia había algún miembro más trabajando podía seguir comiendo durante su vejez si no hacía uso del uso del único derecho que la derecha le daba, que no era otro que el de pedir limosna. A más de uno en este menester le ocurrió lo siguiente: conforme él iba pidiendo paso por la puerta en donde él estuvo sirviendo varios años, llamó a la puerta y dijo: una limosna por Dios. Desde dentro la dueña de la casa le contestó: Dios le amparé, entonces el marido que se hallaba también en la cocina y que había conocido la voz del que pedía le dijo a su mujer: Mujer, dale algo a ese que es fulano que ha estado sirviendo en casa quince años.

Esa era la obra social de la derecha española que hoy pretende gobernar en España para que no vuelva a pasar en España lo que hoy está pasando con el gobierno socialista que preside Felipe González. Hoy el obrero que como el de hace ochenta años cultivaba la tierra y ganaba cuarenta duros al año, gana cien y hasta ciento veinticinco mil pesetas al mes. Hoy, el que aquel entonces no tenía día libre, libra el sábado por la tarde y el domigo, tiene sus vacaciones pagadas y sus pagas extraordianrias y también goza de los derecho defendidos por su sindicato y una jubilación que le permite no tener que ir a pedir una limosna, poco menos que de rodillas, a la casa del señor en la que había trabajado quince o veinte años. Todo esto que pasaba y que hoy no ocurre no es otra cosa que el cambip que hace ya doce años prometió el presidente del gobierno [de] España, lider todabía, indiscutible, del Partido Socialista Español.

Yo creo que las elecciones europeas, para el pueblo nuestro, no tienen el mismo interés que cuando se celebran en España para elegir sus gobernantes, pero como elección es lo mimo.

Como ya estoy muy cansado y no se ya por donde me ando, terminaré esta y mañana daré comienzo a la última para tratar en élla de la enseñanza primaria y la de estudios superiores. Recordando lo que entonces había y lo que ahora hay, como así lo que los profesores recibían como sueldo y lo que hoy tienen.

Entiendo que estas cosas pasadas hechas por las derechas que [eran] las que gobernaban, deben de ser recordadas a los que ahora preten[den] gobernar, con los mismo métodos que son los que como herencia perenne les han dejado sus abuelos y sus padres. Son los mismos y nunca cambiarán

A mi no me cae mal Fernando Morán, lo malo que tiene es que cuando habla al publico le falta coraje pero es buen socialista y tiene inteligencia. No estaría nada mal el que en algunas veces cuando habla, le echase el coraje de Felipe o de Alfonso.

Mi intención es buena, pero no puedo expresarme como debiera al dirigirme a un hombre que es un dechado de virtudes, por ello espero que me perdones mis errores y mis faltas.

Recibe un afectuoso abrazo

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