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Obreros con corbata

Carta de un ciudadano a Felipe González criticando su intervención en la radio sobre las causas y consecuencias de la falta de inversión económica

De Un ciudadano
A Felipe González

Madrid, 25-04-1980

Distinguido señor:

Para mi desgracia acabo de escuchar una simpática emisión radiofónica realizada para los escolares por el admirado radiofonista Luis del Olmo. En ella usted ha intervenido con su habitual desenvoltura, con el mérito que hacerse entender de los pequeños y no incurrir en engolamientos, no es tarea fácil. Pero -aquí viene lo de “mi desgracia”-, incurriendo en una grave afirmación que para muchos oyentes habrá sonado a sarcástica. Afirmar, señor González, que la actual falta de inversión [es] causa, entre otras, de ominosos paros y desempleos, sin más, imputable al EGOISMO es, a todas luces, una frivolidad o lo que es más grave, una verdad a medias, lapsus habitual en la mayoría de los políticos.

Resulta penoso comprobar como persona tan lúcida y no dudo que bien intencionada, desconozca que somos muchos los españoles pertenecientes a esa sufrida y “pofreada” clase media, los infaustos obreros con corbata, zarandeada eternamente por la totalidad de los partidos políticos, salvo, naturalmente, en vísperas electorales. Triste y desalentador pasar por el duro trance de “encima de cornudos -en sentido figurado- apaleados”. ¿Es posible que usted ignore todavía que la pérdida de valor de una sola bolsa -la de Madrid- durante 1979, totalizara 121.264 millones de pesetas?

Asombra reconocer que el brillante Secretario del Primer Partido de la Oposición desconozca o aparente desconocer ante los futuros ciudadanos, que millares de modestos ahorradores, muchos como el firmante, jubilados y pensionistas han “quemado” lustros de sacrificios precisamente para INVERTIR en empresas que generaron y generan puestos de trabajo y, sorprendentemente, señor González, al mismo tiempo del desplome de los valores en bolsa, todos los demás bienes han seguido trayectoria contraria: inmuebles rústicos y urbanos, metales nobles, diamantes, obras de arte, filatelia, experimentando alzas acompasadas con la inflación. Incluso con el hecho sangrante de que la mayoría de las empresas hayan revalorizado sus activos sin que los títulos acusaran el más mínimo respaldo.

Hasta la fecha ¿qué grupo parlamentario se ha concienciado del drama de los pequeños accionistas? ¿Quiénes han demostrado que los títulos en Bolsa, inversión al ciento por ciento, no son papel mojado, sino participación real en los patrimonios empresariales del país?

Y para mayor “inri”, mientras el Gobierno con la colaboración de los partidos invierte decenas de millones en gastos electorales y subvenciones a esos partidos, se aumentan los sueldos de ministros, parlamentarios, alcaldes, etcétera, en nombre de la sacrosanta austeridad y la justicia fiscal se gravan las pensiones por renta, se las sujeta a retención y, por vez primera, se les obliga a tributar, sin duda para hacer más evidente el “régimen de castas”, empujando al estamento de la tercera edad al absentismo electoral.

Perdón, en el hipotético caso de que mi natural amargura llegue a sus manos, por su enojosa lectura, por otro lado insoslayable para tan destacado valor de la política española.

Con el respeto y saludos de

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